La gran
mayoría de los autores (R. Tyler, B. Bloom, G. De Landsheere, B. Maccario)
agrupan los diferentes objetivos y funciones de la evaluación que ya enumeramos
en tres grandes categorías:
La Evaluación Predictiva o Inicial
(Diagnóstica), se realiza
para predecir un rendimiento o para determinar el nivel de aptitud previo al
proceso educativo. Busca determinar cuáles son las características del alumno
previo al desarrollo del programa, con el objetivo de ubicarlo en su nivel,
clasificarlo y adecuar individualmente el nivel de partida del proceso
educativo.
La Evaluación Formativa, es aquella que se realiza al finalizar cada tarea de
aprendizaje y tiene por objetivo informar de los logros obtenidos, y
eventualmente, advertir donde y en qué nivel existen dificultades de
aprendizaje, permitiendo la búsqueda de nuevas estrategias educativas más
exitosas. Aporta una retroalimentación permanente al desarrollo del programa
educativo.
La Evaluación Sumativa, es aquella que tiene la estructura de un balance,
realizada después de un período de aprendizaje en la finalización de un
programa o curso.
Sus
objetivos son calificar en función de un rendimiento, otorgar una
certificación, determinar e informar sobre el nivel alcanzado a todos los
niveles (alumnos, padres, institución, docentes, etc.).
Como dice Lawrence Stenhouse (1984)," para evaluar hay que comprender. Cabe
afirmar que las evaluaciones convencionales del tipo objetivo no van destinadas
a comprender el proceso educativo. Lo tratan en términos de éxito y de fracaso”.
En su opinión, " el profesor debería ser un crítico, y no un simple calificador”.
Actuando
como crítico y no sólo como calificador, "la valiosa actividad
desarrollada por el profesor y los estudiantes tiene en sí niveles y criterios
inminentes y la tarea de apreciación consiste en perfeccionar la capacidad, por
parte de los estudiantes, para trabajar según dichos criterios, mediante una
reacción crítica respecto al trabajo realizado. En este sentido, la evaluación
viene a ser la enseñanza de la autoevaluación".
La
evaluación es el medio menos indicado para mostrar el poder del profesor ante
el alumno y el medio menos apropiado para controlar las conductas de los
alumnos. Hacerlo es síntoma de debilidad y de cobardía, mostrándose fuerte con
el débil, además de que pervierte y distorsiona el significado de la
evaluación.
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